Los motivos por los que San Lorenzo no pudo con Palestino y se complicó en la Sudamericana

San Lorenzo Palestino Martegani
El empate sin goles en el Nuevo Gasómetro dejó al equipo al borde de la eliminación en la Copa.

Por Oscar Mancuso

Austero. Sencillo. Sin alardes. Ni adornos. San Lorenzo se convirtió en un equipo mucho más moderado y menos impulsivo y “no hizo méritos para ganar”, de acuerdo las palabras de su DT.

El Ciclón debía ganar para seguir con vida en la copa. Es cierto que la soga no se cortó (¡y San Lorenzo sabe de milagros!), pero ya no depende de sí mismo para avanzar.

Los de Melena carecieron de facilidad para romper por los costados. Ni Braida (en algún momento, arma mortal del equipo) ni Giay prosperaron. Y la no distinción de Elías, como en otros partidos, deja en evidencia la necesidad de un 5.

Los arranques y gambetas de Barrios no se pueden aprovechar.¿Por qué? Simplemente, porque el Perrito no tiene con quién descargar. ¿Algo más? Sí, los delanteros siguen sin meterla. Bareiro continúa con su extensa sequía (su último gol fue ante Gimnasia, ¿lo recuerdan?) y Vombergar, que la última vez que la metió fue hace 4 encuentros, es pura voluntad…

San Lorenzo chocó con su propia falta de claridad. Y valga la redundancia, está clarísimo que no sabe cómo abordar un partido cuando el rival sale a defenderse. Por eso es que costó tanto Platense. E Instituto. Por eso cayó con Barracas. Y más allá del choreo, tampoco pudo con Colón.

El Ciclón fue aguerrido (tal vez) y voluntarioso (característica de éste equipo), pero así también impreciso. Y esa imprecisión lo conduce a morir en centros. Algunos, intrascendentes. Y otros, acertados, pero con malas terminaciones en definición (Blandi, Gattoni, Hernández). Y decí que Batalla sigue siendo Don Augusto. Porque la noche pudo haber sido catastrófica.

Así las cosas, San Lorenzo deberá ganarle a Estudiantes de Mérida en la última, y esperar que Fortaleza derrote a los chilenos, analizando la diferencia de gol.

Párrafo aparte para la honorable dirigencia (¡sí, es sarcasmo!), que se escuda cuando el equipo gana algunos partidos consecutivos y sólo así, hasta tienen el tupé de salir a dar notas. Seguimos siendo una institución acéfala. Pero manteniendo ese espíritu vivo, y confiando en un plantel limitado y, en el comandante Gallego, que a pesar de no estar encontrándole la vuelta éste último tiempo, hace más de un año que trajo un poco de paz en lo deportivo.